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Resumen
En la consulta médica cotidiana es frecuente encontrar pacientes con diagnóstico de depresión mayor que también presentan síntomas de activación, como agitación, insomnio, verborrea o irritabilidad. Estos cuadros, conocidos como síntomas mixtos, desafían la visión clásica que separa manía y depresión como polos opuestos. Este artículo revisa el desarrollo histórico del concepto de estados mixtos, sus controversias diagnósticas actuales y su frecuencia clínica, con especial atención a su relevancia en la familia familiar. Examina la importancia de reconocer estas presentaciones para prevenir errores terapéuticos, como el uso de antidepresivos en monoterapia, y ofrece herramientas prácticas para su evaluación. Además, analiza los riesgos asociados al subdiagnóstico, incluyendo una evolución más tórpida, mayor riesgo de suicidio y respuesta terapéutica inadecuada. Finalmente, plantea que la identificación de síntomas mixtos en el primer nivel de atención mejora la precisión diagnóstica y posibilita una atención más individualizada, empática y eficaz de los trastornos del estado de ánimo.